TRABAJO, SENDERO DE DIGNIDAD

Los seres humanos, desde siempre, manifestaron la necesidad de ser útiles a su familia y a su comunidad. Poder demostrarse a sí mismos su fina sintonía con la creación evolucionante.  Es un sentimiento profundo e insoslayable. Tenemos el cristalino y luminoso mandato del ALMA de expresar los talentos que DIOS amorosamente nos regaló. 


Ejercitando actividades de servicio al prójimo se expande la conciencia de integración social. Facilitando el bienestar de nuestros hermanos caminamos resueltamente hacia nuestro propio bienestar. 
El tres veces presidente de la Nación, Juan D. Perón, decía: “Dividimos al país en dos categorías, la de los hombres que trabajan, y la de los que vive de los hombres que trabajan. Ante esta situación nos hemos colocado abiertamente del lado de los que trabajan.” (17 de julio de 1944)  
Los individuos que “ganan” su sustento y acumulan riquezas a través de la especulación financiera sin tener la capacidad de producir y construir, están al margen de un natural designio de orden espiritual. El hombre debe ser creativo e ingenioso, cual un pionero conquistador apasionado. Debe avanzar en el universo de las positivas ideas, siempre descubriendo cómo puede ser más útil al divino plan del bienestar general. 
Desafortunados y tristes son los gobiernos que por aplicación de equivocadas políticas generan desempleo y desocupación. Están a contramano de la historia terminante del cosmos. Una nación es grande en verdad cuando su pueblo es feliz y se encuentra en plena actividad productiva sin desocupación Un país complementa su desarrollo en colaboración y armonía con otras naciones, sin subordinación servil, ni oficiando de satélite de ambiciones destructivas de oscuras potencias. Argentina es la patria del libertador San Martín, el gran capitán que luchó para liberar pueblos, sin congojas ni lamentos, con la alegría de romper obsoletas cadenas de indigna sumisión. 
El bienestar de trabajadores y empleados es el paso fundamental para solidificar la tan necesaria soberanía argentina que tanto soñaron nuestros próceres de siempre.  
Si un régimen despide a empleados y obreros para potenciar la economía, se olvida que la renta está al servicio del hombre, no lo contrario. La funesta y demencial idea de aplastar voluntades para acumular monedas es definida esclavitud capitalista. La economía al servicio de la gente es el supremo mandato de los tiempos del amor al semejante.
Nos dan mucha pena los banqueros y sus socios. Llevarán a su siguiente etapa de existencia baúles llenos de penurias y sufrimientos por acumular metales a costa del sufrimiento ajeno. Están en franco déficit humanos, deudores de los sutiles sentimientos del generoso corazón imperante. 
Trabajo es dignidad de seres alegres por producir bienestar concreto en forma cotidiana y constante. 
Feliz día a todos los trabajadores de todos los órdenes y jerarquías. Bienaventurados son los que facilitan empleo, los que apuntalan la construcción de una Nación más justa a través de la dignidad del trabajo. 
¡Trabajo, sendero de dignidad!

          Máximo Luppino

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