CULTURA DE SOBERANÍA

Todo lo que pensamos, sentimos y realizamos obedece a nuestras íntimas pautas culturales. Un abundante aljibe de ideas vivas está grabado en nuestro subconsciente. Estas fuerzas movilizan nuestras decisiones, establecen nuestra escala de valores. La cultura de la introspección y la doctrina de la conciencia despierta en la plena atención nos permite remover “ideas viejas” por pensamientos más humanistas y sensibles que nos facilitan un desarrollo espiritual más pleno. 


Una Nación es auténticamente libre cuando existe una cultura de soberanía clara y definida, gravada en forma indeleble en la piel de sus ciudadanos. 
Además, un hecho cultural no puede ser dubitativo ni indefinido en su motivación intima. Colocaremos un ejemplo que mucho nos interesa: Abogamos para que nuestros próceres y causas nacionales retornen a estar presentes en nuestro papel moneda.  
Cuando nuestras Malvinas, por siempre argentinas, están grabadas en nuestra moneda, estamos construyendo soberanía desde una poderosa pauta cultural genuina para todo nuestro país. A la vez que educamos a nuestros jóvenes en esta irrenunciable verdad de patria, advertimos al mundo de nuestra realidad en el sentir íntimo del valor por nuestra irrenunciable soberana identidad. 
San Martín y Manuel Belgrano entre otros deben estar presentes en nuestra unidad monetaria, no sólo es una manera de honrar a nuestros próceres, sino también educamos a las generaciones futuras sobre su generosidad y a la vez establecemos claramente cuáles son nuestros arquetipos virtuosos en la ética a seguir por todos los argentinos. 
Lo que queremos, y más aun lo que amamos, lo deseamos tener cerca y presente en nosotros. Por esto es por lo que tienen que volver al pedestal del reconocimiento social nuestros próceres en la moneda nacional. Son los padres de la argentinidad. 
Omitir a nuestros prohombres también nos habla de un criterio cultural opaco y muy poco patriótico. Quizás algunos actuales gobernantes nacionales admiren a los próceres de otros países, de las mismas naciones donde invierten sus millonarias fortunas, privando de sus inversiones a la comunidad de su propio país, de la Argentina que los destacó con un ministerio. No obstante, su “amor” por lo de afuera los hace apostar contra su propia Nación. Esto se denomina cultura dependiente o cipaya, como ustedes prefieran llamarla, es la no cultura soberana, el lado oscuro de una política dependiente que pretende que nuestro país sea un mero satélite secundario de potencias extranjeras.  
Sin identidad no hay progreso espiritual posible. Sin cultura soberana no hay libertad de SER. Amamos profundamente a nuestra ARGENTINA y defenderemos sus valores de vida por siempre. 
Desde la sencilla y cotidiana actitud diaria en hábitos y costumbres reforcemos los vínculos con la gloriosa bandera celeste y blanca, con nuestra escarapela, nuestro escudo y sobre TODO con el mandato histórico de nuestros héroes y combatientes ¡LAS MALVINAS SON ARGENTINAS!!!

           Máximo Luppino

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