SOMBRAS EN LA MAGNÍFICA LUZ DE NAVIDAD

El árbol de Navidad palpita con mil colores combinados de luces alegres. El Niño-Dios pronto renacerá una vez más entre los hombres para beneficio de la creación toda.  


Los hogares del barrio están ataviados de divina forma. Cada familia es un pesebre viviente, cada casa un establo de Belén donde el Niño Jesús nacerá con sus infinitas bendiciones. Claro que abrazamos la LUZ, si cualificamos en BIEN por sobre el egoísmo; por supuesto que estamos profundamente agradecidos a la VIDA que el PADRE nos regaló. También queremos que las sombras se disipen en su totalidad. 
Recordar es bueno, nuestros corazones se elevan en sentida plegaria por los 44 hermanos marinos héroes del submarino ARA San Juan. ¿Accidente por abandono, una nave enemiga lo hundió, o el descuido político de propios y extraños lo sepultó por egoísta indiferencia? Lo cierto es que impera un silencio de las autoridades que lastima el sentir patriótico de un pueblo que cree que un camarada jamás es abandonado tras las líneas enemigas. 
Los 44 héroes pelearon contra todo, jamás pensaron que los que debían cubrir sus espaldas los abandonarían. Hombres y mujer glorificados por el SOL poderoso de nuestra inmaculada bandera argentina. El océano generoso cuidará de ellos con el AMOR que faltó de parte de algunos que siempre mienten. 
Otra sombra no menor es la ley de adecuación salarial a jubilados. Un atropello legalizado por indiferentes febriles mentes de escaso vuelo espiritual. En Argentina “Reforma Tributaria” parece significar: “saquemos dinero del bolsillo a nuestros abuelos, los que ya ganan demasiado poco.” Las mineras se llevan nuestro ORO sin dejar un solo centavo por tan magno saqueo a la naturaleza del suelo patrio, además de envenenar nuestras aguas con cianuro. Ellos son intocables, nuestros mayores deben sufrir más aún. 
Nuestro Santo Padre FRNCISCO sabiamente aseveró: “Los pueblos que no cuidan a sus ancianos NO tienen futuro” 
Nuestros abuelos TODO lo dieron por sus familias y por la patria, hoy parece que algunos los olvidan, marginando su existencia a más penurias y dolor. No existe mejor cálculo exacto para el bien de una sociedad que el del ejercicio de la solidaridad y del AMOR. Las otras ecuaciones de “ahorro económico” a través del dolor de nuestros ancianos no son más que egoísmo oscuro y cruel de desalmados funcionarios del gobierno al cual pertenecen. 
Nuestra atención estará enfocada en el BIEN que nuestro señor Jesucristo renovará en nuestras almas. 
El árbol de Navidad guarda vida celestial entre sus verdes esperanzadoras ramas, los hombres debemos permitir que el espíritu navideño inunde de bien supremo nuestros corazones sedientos de PAZ. 
El abuelo mira a sus nietos y las esperanzas se renuevan, los chicos corren en vertiginosa dicha infantil, algunos petardos sobresaltan al vecindario y la mesa hogareña está tendida, todos los anhelos se renuevan en fuerza e intención. Una sociedad justa se ve al alcance de la mano. Es la Navidad que ilumina los corazones de la gente humilde, la misma que supera sus sombras para entregarse completamente a la dicha de la luz de DIOS. 
¡Felices fiestas para TODOS!

               Máximo Luppino

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