¿TERCERA GUERRA MUNDIAL?

EL ensordecedor estallido de la “Madre de todas las bombas” sonó en Afganistán. Su onda expansiva llegó a todos los rincones de las conciencias despiertas del mundo. Los hombres de Buena Voluntad callaron en dolorosa preocupación, plegarias de PAZ surcaron los aires desde el Vaticano al Tíbet, desde la milenaria India hasta la joven América Latina. 


Los imprudentes suman más locura a la existente; Vladimir Putin, el mandamás de Rusia, asevera que posee el “Padre de todas las bombas” y que es más poderosa que la lanzada por EEUU. 
Parece un “juego diabólico” de quién puede ser más destructivo, más dañino o posee la tétrica morbosa “capacidad” de acumular multitud de muertos, sumar dolor en un mundo ya lastimado por las desigualdades reinantes y las necesidades. 
Hoy observamos una peligrosa trilogía de poder político que parece deseosa de entrar en guerra, de matar y de sumergir a la humanidad en una oscura noche de profundas tenebrosidades de la SINRAZÓN. Un “pozo de sombras” donde el sentido común parece haberse extraviado, donde aparece el mal con toda su pompa de azufre y sangre. 
Donald Trump, Vladimir Putin y Kim Jong, el dictador norcoreano, que carga homicidios familiares en su cuenta, como la de su tío y la de su propio hermanastro entre otras víctimas. 
Los tres mandatarios acarician la posibilidad de una guerra como si se tratara de un paseo por el parque. Parecen mentes desquiciadas, ajenas a todo humanismo y compasión. 
Nuestro señor Jesucristo ha resucitado una vez más, su AMOR surca el cosmos y su mensaje alivia todo dolor. En estas pascuas el mal no se resigna a abandonar el corazón de los hombres para siempre, las mezquindades mundiales nos ponen a prueba.    
El Papa FRANCISCO advirtió ya en múltiples oportunidades el peligro de una sangrienta, insensata e impredecible tercera guerra mundial de la cual no sabemos si la humanidad podría sobrevivir en esta “epidemia bélica” que amenaza al planeta. 
JESÚS VIVE, el BIEN es un soberano dulce y amable. Cada uno de nosotros debe alzar una oración a los cielos, debemos tener gestos solidarios y de bondad con la persona más próxima que tengamos. El mal, por poderoso que parezca con todas sus bombas de destrucción, se derrite ante una sonrisa bondadosa y fraternal de la mayoría de la humanidad. 
Cada uno de nosotros debe desactivar la “bomba interior” de egoísmo que en ocasiones tenemos. Así, nosotros y el mundo todo se aproximará a la tan mentada PAZ que añoramos. 
En nuestra amada ARGENTINA saltemos por sobre la posible “grieta existente”. Quizás sea más un “invento” de algunos políticos que una reinante realidad. Tal vez nos quieran conducir a un enfrentamiento entre hermanos. Divididos podemos ser manipulados por sectores interesados en la división del país. Claro que hay diferencias, está de manifiesto que reinan intereses dispares, pero hasta ahí. No más, no cualifiquemos lo que nos divide, más bien demos entidad al BIEN que hay en cada sector. 
Cristo resucitó para que el BIEN en nuestros corazones también resucite. 
La PAZ se construye con BONDAD 

                   Máximo Luppino

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